Sombra lejana de un frenesí,
Antigua sombra que viene y va,
Pensaba en ella, cuando la vi,
Pálida y triste como ahora….
Cerca del lecho, fijos en mí
Aquellos ojos marchitos ya,
Era la misma que estaba aquí…
¿Cómo ha podido volver de allí?
Pálida y triste, como la Fe,
Toda la noche rezó y lloró,
Toda la noche la pasó en pie…
¡Y con el alba se disipó
La pobre almita, que yo adoré,
De la muchacha que me engañó!