De pie, junto a la ventana.
Antes de la despedida el ojo encuentra la nostalgia.
Llega hasta el mí el sonido bruto de un idioma que desconozco,
Mis oídos en dulce cautividad
Disfrutan de lo más granado de los sentidos
En los contados días de sol.
“Agrosca monogan kusha”
Llega hasta mí el sonido de un lenguaje extraño,
Mientras se impone la sencilla canción que suelta la vida en las
Calles…
La marcha del tranvía sobre las vías del sueño,
Vibrando las arañas con sus brazos de cristal.
De pie. Junto a la ventana, el ojo de la nostalgia avanza.
El ruso es difícil de entender para quien no lo intenta.
Pero los gestos del cuerpo son una lengua
En la que nadie se siente extraño.
Los abrazos reúnen músculos ajenos,
Llenando la memoria de nervios,
Siempre en el medio de las despedidas no queridas,
Siempre con las bienvenidas ferozmente deseadas.
Del libro Los Atardeceres de la Memoria