Retiro sentimental

En mi familia no se dijo nunca “te quiero”.

Jamás oí decir “lo siento” a mi padre o a mi madre.

No sé si era vergüenza: una ternura demasiado estridente para enser

cotidiano.

¡Incluso leer Poemas! Eso sí que era algo sospechoso,

Tanto como una mancha repentina o un suspiro o una puerta cerrada

con demasiada llave.

Nunca “amor”, “estoy triste” o “te echaré de menos”, ¡podía uno reírse

de esas cosas!

Entiendo que hay un pacto tácito de pudor en algunos afectos, y no

obstante

Yo hoy llamo a eso la incomodidad con todo lo cercano.

La amputación de lo sentimental, estoy de acuerdo, nos hace mane –

jables los rituales difíciles de convivir; una pequeña argucia.

Así el templo: las fórmulas, nada de desgarrarse.

En el templo, en la casa, como en un hospital, es necesaria la asepsia

de los gestos repetidos, seguros:

Procura ser feliz de una forma privada.

Y, como añadidura, está el saqueo

De palabras por parte de Películas y Canciones idiotas y esas niñas con

novios revoltosos en un parque, entre arbustos enanos.

Y hay a quien gustan mucho las escenas

Y tocar la guitarra sentimental de todos los salones y de todas las playas

adolescentes, lánguidas igual que un veraneo despacioso,

Mientras algunos más nos quedamos a solas,

Bebiendo (y arrugados como estúpidos plátanos),

Pensando qué decir.

En mi casa jamás se dijeron en alto las cosas importantes.

Busca hoy dentro de ti una lágrima, un gesto de ternura:

Ya se nos hizo tarde para esas tonterías.


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Poema Retiro sentimental - José Luis Piquero