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Si confesar yo quererte
no te quita de fatiga,
Carillo, no sé qué diga
que baste a satisfacerte;
mas por ser tú endurecido
desto no me mudarás,
porque he de quererte más
que en mi vida te he querido.
Partiendo, no lleves miedo,
carillo, sólo de ti,
pues si tú partes sin mí,
también yo sin ti me quedo;
y, cuando fueres partido,
mira que dejas atrás
la que ha de quererte más
que en su vida te ha querido.
¿Qué mayor seguridad
quieres de lo que te toca
que verme a mí por mi boca
descubrir tan gran verdad?
Si hasta aquí no me has creído,
sé que en fin me creerás,
porque he de quererte más
que en mi vida te he querido.
Si lo que digo no fuese
verdad en el alma mía,
carillo, ¿quién me podría
forzar a que lo dijese?
Bien podrás tú ser partido,
mas de mí nunca sabrás
sino que te quiero más
que en mi vida te he querido.