Despunta apenas la rosada aurora:
Plácida brisa nuestras velas llena;
Callan el mar y el viento, y solo suena
El rudo hendir de la cortante prora.
Ya separado ¡ayme! de mi señora
Gimo no más en noche tan serena:
Dulce airecillo, mi profunda pena
Lleva al objeto que mi pecho adora.
¡Oh! ¡cuántas veces, al rayar el día,
Ledo y feliz de su amoroso lado
Salir la luna pálida me vía!
¡Huye, memoria de mi bien pasado!
¿Qué sirves ya? Separación impía
La brillante ilusión ha disipado.