No me preguntes por qué:
Te quiero porque te quiero
De interior a superficie
Y de cubierta hacia adentro.
Te quiero cuando derramo
Tu silueta en mi cuaderno,
Y con tu encanto desbordas
Mi recipiente de sueños.
Te quiero cuando aniquilas
La sombra de un mal recuerdo,
Con tu látigo de luz
Que fiagela mi silencio.
No me preguntes por qué:
Te quiero porque te quiero
Desde mi hoguera profunda
A tu combustible interno.
Te quiero cuando transmites
Con la virtud de un telégrafo
La clave de tus cuidados
A mi receptor enfermo.
Te quiero en mis noches tibias
Y en mis mañanas de invierno,
Si estás distante o cercana;
Si estás de nieve o de fuego.
No me preguntes por qué:
Te quiero porque te quiero
Con la médula del alma
Y con el tacto del ciego.
Junto a ti soy rama y fruto;
Soy estudiante y maestro:
Garra para defenderte
Y oveja para tus besos.
Eres parte de mí mismo;
Mi sangre viaja en tu cuerpo…
No me preguntes por qué:
Te quiero… ¡porque te quiero!