Este que ahora ven
militante de corbata y saco,
líder de proyectos
y otros fantasmas del deber
en las nimias batallas de escritorio:
Polvo
que también fue animal de mil lecturas
en las más largas noches del espíritu;
solitario y solidario se bebió la juventud
en esa rara mezcla de licores.
Este que ahora ven
boceto y carne de cañón entre las prisas,
contando la poesía que le queda
con los dedos; en otrora astrónomo
felizmente venido a menos
por encontrar unos ojos
(aún su más caro descubrimiento):
Tiempo
que también es animal de mil venturas
en los más largos días de la carne;
presidiario y mercenario por pagar la sensatez
a un magro patrimonio de valores.
Este que ahora ven
de pequeña barriga y tirando a calvo
en el espejo
también es el otro, paternidad caída,
presa fácil de la locura
y la belleza.
Colaboración: Guido Ferrer