Traslada el curso de las rejas duro
Con sordos pasos a las blandas puertas,
Que, si pretendes las del alma abiertas,
Rotas las tiene ya mi llanto puro.
Ya es pretérito el tiempo que, futuro,
Pudiera hacer mis esperanzas ciertas;
Las horas miro a mis espaldas muertas,
Que pretendí para vivir seguro.
Abre las puertas, ángel riguroso,
Para que goce con descanso amigo,
Tras tormento de amor, de amor reposo;
Abre, si no las puertas, un postigo;
Abre, que amor no es mal contagioso
Ni es, aunque tira flechas, enemigo.