He muerto ya. Y sin embargo, te recuerdo
En los inviernos de agosto. Cuando la lluvia enciende pañuelos
Eléctricos. Otra vez te veo en la misma ínsula:
Cedros, guayabos y la calma ardiente de la melancolía.
La luz de los recuerdos vela tu cuerpo. Los velámenes
Del horizonte. El corazón azota. Hay vaho de pájaros.
He muerto ya. Y esto es desde el halo presentido
Del eco de los pensamientos. Desde allí alguien
?aunque estés lejana? nos adhiere a la batalla
De fundir cuerpo y emociones. De sonar campanas
Y seguir al viento abrasados por la hoguera.
Al igual que todas las cosas morimos. No cabe duda.
Al igual que todos gozamos como seres normales.
Ariadna* es poderosa. Ella nos muestra el espejo:
Su órbita de cristal. Su propio hilo de luna desnuda.
Esta es otra vida. Tus labios con sudor humano me pronuncian.
No sé si hasta las ventanas penden de un hilo,
O si para toda la vida basta un solo amor. **
Esta piel antigua no cesa de derramar soledades
Como un sofá enfriado por el uso y el olvido…