Cercado por dos sombras, en el pozo
De sus pupilas sin visión habito.
Sólo intuyo su orilla cuando grito
Y halla un eco de noche mi alborozo.
Sus pestañas gitanas – en esbozo
De vuelo y danza – orlan su infinito,
¡sima de olvido donde precipito
En caída sin fin dolor y gozo!
Con cada rayo de la estrella quieta
Se enciende el blanco de dos lunas llenas
Que dan círculo y fondo a su silueta.
La ausencia de su luz son las condenas
Simultáneas donde mi amor completa
Vida y muerte, tan negras, tan serenas.