Erizado de plumas
El grito quiebra el silencio
Y barre
La sombra en pedazos.
Un claror trepa
Sajando el horizonte
Con el dolo rojizo de una daga.
En los blandos espejos
La bruma se ha puesto glauca.
Sobre las lenguas del ramaje
Ruedan
Gordos diamantes
Zumo de estrellas
En terrizo cántaro escanciado.
Un colibrí
-errante despilfarro de belleza –
Se disuelve en el aire.
Vuelvo a tu lado.
Aun dormido te disfruto mirando.
Oh mundos diminutos:
Manantiales de luz
En mi cuerpo engastados.
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