Oceánica

“… mi única patria, la mar”.
José de Espronceda.
Necesito un oleaje donde enterrar un sentimiento furtivo.
Una ola de música sonrojada que deje escribirse un silencio.
Ahora soy de nuevo agua:
Salobre alegría tatuada sobre tu beso.
Calla de pronto el azul líquido:
Se pobló de soledad
Y pasea su lengua marina por entre los huesos.
Preciso de una ola donde rasgar una infancia caduca.
Una ola turbulenta que deje arrullarse una nostalgia.
Para viajar este mar no necesita marea,
Avanza sigiloso trazando caricias azules,
Besando la espuma en un infinito compás de espera.
Ahora deseo dormir
Pero se crispa el sueño como un dolor enroscado,
Se lo devora la arena mientras lapida
Los híbridos gestos de tu ausencia.
Necesito una tan sola ola que desee mecerse sobre tu aroma.
Una ola que añore el zarpazo de tu evocación.
Entre el mar y el cielo la noche fue oprimiendo la playa,
Vislumbrando un quejido de la memoria
Y un omnipresente latido de un sentimiento.
Súbitamente esto soy ante tu color de puerto:
Palabra náufraga que persigue el solitario ocaso de tu recuerdo.
Retorno a este mar al crepúsculo de una fábula.
Mi sombra se detiene sobre su espuma
Y se posa en la arena sumida en un yodado letargo.
Mi corazón gotea caracolas de melancolía:
Agoniza sobre la sábana líquida del océano.


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Poema Oceánica - Claudia Meyer