Letargo de una ciudad que nos va perdiendo
En la intimidad de su tiempo
Mirar hacia la luz del día
a las manos nacidas para andar en estrecho
al sendero que aun abre su paso al dolor
a la vana esperanza de un cambio
La lejanía se disculpa
El viento se detiene, a la escucha
Para volver a robarse las palabras
Contradictorio amor que arremete contra la pared
Sentimiento y razón
Y este tango que no cesa.