Mi corazón, repartido
entre la ciudad y el campo.
¡Luminarias de la noche!
¡Mis verdes sauces llorones!
¡Ay claras confiterías
de anises y de piñones!
¡El olor a trementina,
a suave alcol de romero
del bosque!
¡Novia azul en la baranda
de los últimos balcones!
¡Novia del monte,
pobre!
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