Dicen que hay que dejarte guarecido
a la sombra de un árbol frío y viejo
porque eres solamente el buen reflejo
de un tiempo que ha quedado en el olvido.
Que al fondo del pasado, sumergido,
debe quedar por fin tu canto añejo,
ya que tu voz no encaja con su dejo
en este mundo actual, y que perdido
quedarás si atraviesas la barrera
y llegas a esta tierra en la que impera
la libertad sin tasas, ni mensuras.
¡Que ilusos son aquellos que no saben
que en tus catorce versos francos caben
todas las voces libres de ataduras!.