Jerez de la Frontera, 1982
Crecen los gorriones en el aire,
Y la música infantil de alguna flauta
Sostiene el mediodía.
A duras penas
El libro nos retiene.
Algún amor vendrá
Al zócalo azul de la ventana
Para un país más bello rescatarnos.
A cada instante
El dedo de algún ángel desmorona
La carne contenida. Tras el cristal,
La mirada de un pájaro – la alegría
Infantil en los ojos del niño.
Aire por todas partes,
Revolviendo los pliegues del hastío,
Elevando la falda enamorada
De la mujer.
Y tiembla el corazón
En la dicha de la piel que imagina.
Es aire
Y luz que cierra el libro
Y adormece los párpados.
Es sed de barcos,
De bocas deliciosas.
Es hambre de islas lejanísimas.