Madonna

Con ese micrófono inalámbrico
Podría ser una telefonista escuchando al presidente
O una hechicera
Lanzando al mar una burbuja negra: el eco de una pompa antigua
Teje en la gruta su propio corpiño, cortando la oscuridad
Con los hombros desnudos de una llama blanca
Que se apaga y arde como La Madonna de Munch
Negra la ceja es un paréntesis abierto en un recodo marino
El pestañeo, la mano de un náufrago enterrándose en su piel
De pincoya latina
En remolino los hombres entran y salen volando de sus ojos Navegantes
Con una caracola en cada oreja para escuchar el canto
*
El único que la vio fue Homero
Cuando el video-clip era una cinta con olor de algas en sus manos
(¡sedúceme, Circe, susurrando!)
Con boca de lamento y de lamido nos convoca lomo al aire
Sabiendo que no repta la mujer que se arrastra como una pantera
Vía satélite la diva canta y encanta con su escote brillante
Nos castiga: de un varillazo mágico nos vuelve puercos
Una galería en celo
Un aullido que viola su corset de abuela renacida
Somos el coro edípico de la madrona que nos canta, la madrastra
Que siempre quisimos revolcar en el chiquero
En el embrujo del show su brasier es un brasero, una tenaza
Al rojo
Para castrar a los chanchos
Circe nos humilla desde el fondo del tiempo y de los sueños
Nos tiene a gatas en una porqueriza
Transformados en criaturas de pecho abriendo los ojos, lechones
Mirando un video-clip
El único que la vio fue Homero, recorriéndola como a un sargazo.
*
Con botas go-go, tacos de aguja o descalza como una Isadora
Podría ser una telefonista de Michigan
Bailando a medianoche con Ulises
Hila su memoria con ruecas del Mediterráneo. Sus deseos los teje
Con lana de oveja descarriada
Madonna Ciccone se masturba con la bandera del sueño americano
Explora su pálida playa quemándose en su hoguera
Mientras le apunta un voyerista con el control remoto
Se vuela con los ojos cerrados y vuelve a las grutas de Circe
Como una bruja teñida en Nueva York
Platinada, espera el retorno de su canto y la respuesta
De la rubia que mira en el espejo
Tiene fax en su limusina
Y bajo las sienes los fonos de una línea libre
Para cuando la llame
Marilyn Monroe.


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Poema Madonna - Jorge Montealegre