A mi sabio amigo Don Antonio María Segovia
Ni arrastrada un pastor llevar podía
a una cabra infeliz que oía amante
balar detrás al hijo, que inconstante,
marchar junto a la madre no quería.
– ¡Necio!- al pastor un sabio le decía,
– al que llevas detrás, ponle delante;
échale el hijo al hombro, y al instante
la madre verás ir tras de la cría.-
Tal consejo el pastor creyó sencillo,
cogió la cría y se marchó corriendo
llevando al animal sobre el hatillo.
La cabra sin ramal los fue siguiendo,
mas siguiendo tan cerca al cabritillo,
que los pies por detrás le iba lamiendo.