Vienes por un camino
que mi memoria sabe,
que mi memoria sabe,
indagándote el rostro.
Mas ¡ah! , ya no es posible
siquiera, no es posible
detenerte un instante.
Todo está muerto, y muerto
el tiempo en que ha vivido.
Yo mismo temo, a veces,
que nada haya existido;
que mi memoria mienta,
que cada vez y siempre
-puesto que yo he cambiado-
cambie, lo que he perdido.