Llegaste, amor, a despertarme. Ajena
Caracola dormía al son del viento.
Como un susurro, amor, así te siento,
Tibio beso de luz sobre la arena.
Rozas mi piel, te adueñas de la escena,
Tu tañido azulea el pensamiento,
Arropada en las ondas de tu acento
Voy como nota inmaculada y plena.
Entre vítores tirsos y nelumbos
Llegaste a mí, rotundo, diferente,
Gigante colosal barriendo huellas,
Ensayando horizontes a mi frente.
Llegaste, amor, cambiándole los rumbos
Al campo sideral de mis estrellas.