La ingrata se duerme:
¡Si lo haze adrede!
Un galán amante,
que de reyes viene,
liberal y hermoso,
discreto y valiente;
que es tan gran señor,
que le sirven reyes,
y el que más le sirve
por mejor se tiene;
que su vida y alma
a una ingrata ofrece,
que el alma y la vida
sabe que le deve;
con vestido ageno
a su calle viene,
házese dormida,
dize desta suerte:
La ingrata se duerme,
¡si lo haze adrede!
A la medianoche,
entre el yelo y nieve,
por verla la corte
me halló en un pesebre.
Perdime por ella,
y ella injustamente,
por darme en los ojos,
por otro se pierde.
Como por mi madre
soy muy su pariente,
y la sangre dizen
que sin fuego hierve,
a buscarla vengo;
hablo a sus paredes,
duérmese la ingrata.
por no hablarme y verme.
La ingrata se duerme,
¡si lo haze adrede!
Quise que en mi plato
la mano metiesse,
y dél alcançasse
quanto bueno huviesse.
Mas, el pan comido,
como dezir suelen,
con nuevos agravios
trató de ofenderme.
Siempre en perdonarla
fuy manso y clemente,
porque desde niño
lo mamé en la leche.
Mudóse y huyóse
donde, aunque lo advierte,
duerme a sueño suelto
sobre sus plazeres.
La ingrata se duerme,
¡si lo haze adrede!
Diome por su causa
un sudor de muerte,
prendióme la ronda,
metióme en un brete.
Vístenme de loco,
por loco me tienen,
porque mis amores
locuras parecen.
Como a salteador
que en el campo prenden,
me ofrece saetas
con que me asaeteen.
Pónenme en un palo,
de mí no se duele,
pues del otro lado
a dormir se buelve.
La ingrata se duerme,
¡si lo haze adrede!”