Casa de Isaac el Ciego, Gerona, 1983
A Efimero
Indagamos la miseria última del polvo.
Voces de arcanas humedades, lamentos
Perdidos en la encrucijada de los números.
Ardían yedras en el jardín, ascendían
Columnas violadas en la sangre inocente
De los ángeles. A nuestra espalda la sospecha
De una daga amenazante en el silencio.
(Fuentes donde soñaban las doncellas
Antes de ser vencidas sobre el mármol.)
Nuestras manos labraron piedras indescifrables,
Espejos que imitaron la avaricia del mar.