La travesÍa

aúlla el corazón como el lobo en invierno
llamándola al pie mismo de las llamas
entre hayedos desnudos y vencidos abetos
por un peso de nieve

1

SALADO es el esfuerzo
como esa mar que espera
como saben las lágrimas el sudor y la sangre
él será tu sabor para lograr la orilla

la trasmarina imaginada
tan diferente a esta aunque en el fondo idéntica

allí seguro que alguien
ahora esté mirando con firmeza
a este lugar azul del horizonte
pensando en navegar a su poniente

entrégate a la voz que pone nombres
a las saladas rutas invioladas

retos de la verdad
espejos que reclaman
para sí tu figura

ella irá descubriendo la pureza
irá mostrando luces
en simas de penumbra silenciosa
trasformando en canción lo que antes quejido
despejando las dudas con fulgores de agua

crecerás en su tono
vivirás por su timbre
recorrerás espacios
empujado por aire de resonante eco
y sólo serás ella cuando tu voz sea ella
la que ahora deseas encontrar
bajo el agua profusa de tu ser y su esencia

la más sonora voz que hayas oído
madre de las firmezas
hija de los harapos
vieja voz que pronuncia sonidos de universo

2

YA en ella

en la de brazos de ola que preguntó tu nombre
con argentada voz
con insistencia de marea y horizonte

dices ” aquí estoy
soy yo mi patrimonio
tú serás mi botín y mi morada”

mientras gritas tu nombre con voz viva
navegando con los cinco sentidos
también con el amor con el orgullo
con todos los levantes y ponientes

con sudor

gritarás un nombre de rostro limpio y mano encallecida
para que ella sepa
a quien busca y aguarda
con quien pelea y copula
para que sepa
quien es el que delira con fiebre de rubí
quien canta en su dulzura
quien duerme balanceado
sobre su poderoso balancín de ondas
quien es el osador que ha osado amarla
desearla desafiarla resolverla
quien se entrega y reclama su espíritu indomado
su incógnita
su esencia

buscador de ojos nuevos y despiertos sentidos
desnudo ante su trono de innobles pensamientos
puro y elemental
azotado en el puente pero jamás vencido
cumpliendo con denuedo una vieja quimera

para su luz tu luz
para su furia esfuerzo
para su hambre sed
para su esencia fuego

3

PUES altos son los altos despertares
cuando la luz abre y descubre
toda la magnitud de su vasto dominio

y rodeado de él
en medio de su agua cimbreante
oyes el grito de la gaviota que vuela en círculos
y ves caer al pelícano en picado
y sabes
que ante ti está la última costa

que has llegado
bello de travesía
bien ganado tu nombre y en la piel
un aroma salino

que aprendiste
a que fuera tu voz el quiebro de la ola
a arder con las estrellas y saber sus secretos fluorescentes
a recorrer la estela del delfín
y descubrir el lomo plateado de los bancos de peces
a montar el arpón
y a abrazar con redes lo profundo
a verte reflejado en la cosa más mínima
a ser sobreviviente de su trágico abrazo

4

ERES del magisterio del mar

magisterio de soledades y silencios
navegante sobre la mar desnuda
y ahora lo sabes

cuando vuelves al fuego cuando oteas
la costa ocre y gris que es cenit del viaje
pues nada permanece eternamente

la costa que ya llega que saluda
con sus alas de sílice y rumores de piedra
se acerca con un roce
de arena de esta tierra percutida por timbales
y cóncavos sonidos de tronco hueco

tan distinta a tu tierra aunque en el fondo idéntica

hasta ella has traído tu gaita y tu legado
al llegar zambullido en lejanías
quizá para acabar erguido ante este mar
con ese tono verde en la retina
de musgos y de helechos
de fuentes y de robles majestuosos
tallado el corazón por el pulsar sonoro de las olas
con los brazos abiertos
y respirando hondo
y los ojos cerrados de la entrega

5

EL olor de esta mar te reconforta
y aviva los sentidos

la has navegado a tientas rezando con las olas cada día
como si fueran cuentas de un rosario
que nunca finaliza
descubriendo tu voz de tanto hablarte
de tanto navegarte

esta mar te a medido con su abrazo
y con él a mostrado tu dimensión exacta
la finitud del cuerpo ante su eterno cuerpo
como eterna es el alma
y celebras su espuma su paz su movimiento
también su rebelión y fortaleza
desde esta tierra nueva donde al fin has varado
remendado de algas
reforzado en corales

y recuerdas cual era desde aquí tu comienzo
agarrado a su sombra como a una maroma
cuando imponen las olas a tu vida bramidos

con ellos estrechándote
con ellos esculpiéndote
desnudado y devuelto frente a la noche incierta

todo acaba en el niño que bautiza paisajes
con mirada de asombro
siempre acaba en lo mismo
piel tersa y arrugada por un sedal unidas

frente a la mar rompiente
niño y viejo desnudos


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Poema La travesÍa - Juan Carlos Gómez