La noche de verano

Hermosa noche, como el alma mía
Oscura y melancólica… salud…
Tu balsámico ambiente de ambrosía
Dulcifica piadoso mi inquietud.

¡Ay! que del sol la llama abrasadora
Mis ojos irritados deslumbró…
Bien hagas tú que blanda y bienhechora
Callando duermes cuando gimo yo.

Esa serena luz basta a mis ojos:
Ese triste rumor basta a mi afán:
Silencio y sombras buscan mis enojos
Silencio y sombras anhelando están.

Y busco en mi ansiedad, de tu aura fría
El fantástico arrullo vibrador
De inefable y dulcísima armonía,
Grato al placer, benéfico al dolor.

¡Ahora puedo llorar! de mis querellas
El eco, en tu silencio morirá,
Y la tímida luz de tus estrellas
Mi llanto solamente alumbrará.

Lloremos ¡ay! ¡como mujer inerme
De tibia lana al trémulo arrebol!
Lloremos, sí, mientras el mundo duerme,
Antes que alumbre mi vergüenza el sol.

Venid y suspirando mansamente
Céfiros de la noche susurrad
Y por el vago y silencioso ambiente
Los ecos de mis quejas derramad.

Venid… pero en silencio voluptuoso,
Trémulos, sin murmullos y sin voz,
Mientras dormita el mundo perezoso
En breves sueños de ilusión veloz.

Y llevad a mi bien con mi suspiro
Estos cantares de doliente son,
Y llevadla el amor en que deliro
Y el fuego de mi ardiente corazón.

Y oreando su negra cabellera
Y el seno que arde en amorosa lid,
Con perezosa calma lisonjera
En su oloroso lecho os adormid.

Soplad lascivos, céfiros de amores,
Con dulce y misterioso susurrar,
Y en jardines bebed blandos olores
Perfumando el ambiente de azahar.

¡Hermosa noche! en tu dormir tranquila
No escuchas, ¡ay! ¡mi lúgubre clamor!
Despierta, ¡oh noche! y a mi hermosa dila
Que estoy velando con mortal dolor.

Mas si los ojos de mi hermoso dueño
Tal vez dormidos en la calma están,
Haz que me mire en su apacible sueño
Víctima triste de continuo afán.

Y en ilusión de lánguido embeleso
Blanda sonría y se estremezca a par,
Y suspirando, regalado beso
Piense en mis labios con ardor clavar.

Que acaso a la ilusión de los placeres
Suele también el corazón latir,
Y es blando el corazón de las mujeres
A esa ilusión de celestial mentir.


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Poema La noche de verano - Antonio García Gutierrez