La muerte pasa
frente a mi casa…
Yo la contemplo desde el balcón
y de improviso gritar quisiera:
“¡Venid, Señora, que ya os espera
desde hace siglos, mi corazón!”…
¡Pero no puedo!… ¡Pero no puedo!…
su veste negra me causa miedo,
sus cuencas frías me dan pavor,
y así razono y así me digo:
“Si hoy es la vida cruel conmigo,
¡quizás mañana será mejor!”…
Pasó la muerte,
serena y fuerte…
La vi alejarse desde el balcón…
y, aquella tarde sin yo quererlo
sin yo sentirlo, sin yo saberlo,
¡se fue tras ella mi corazón!…