Hoja solitaria y mustia,
Que de tu árbol arrancada,
Por el viento arrebatada
Triste murmurando vas,
¿do te diriges? – Lo ignoro,
De la encina que adornaba
Este prado, y me apoyaba,
Los restos mirando estás.
Bajo su sombra felice
Las zagalas y pastores
Cantaban, y sus amores
Contenta escuchaba yo,
Nise; la joven más bella
Que jamás ornó éste prado
Tal vez pensando en su amado,
En el tronco se apoyó.
Mas contrastada la encina
Por huracán inclemente
Abatió su altiva frente
Dejándose despojar.
Desde entonces cada día
Raudo el viento me arrebata,
Y aunque feroz me maltrata
Ni aun oso quejarme de él.
Voy, de su impulso llevado
Del valle a la selva umbrosa,
Do van las hojas de rosa
Y las hojas de laurel.
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