Empieza en los dedos de tus pies
Deltas de pan y de firmeza
El continente donde desembarcan
Mis besos como exploradores y
Suben por las dunas perfectas
De tus piernas de subterráneos océanos
Empieza en cualquier poro
En cualquier centímetro de piel enamorada
En el agua vegetal de tu cabeza
En tus párpados donde no hay nada escondido.
Empieza en tus manos a veces
En tu aliento donde vive la sospecha
En el olor melodioso que dejas cuando pasas
En tu nombre si no estás, cuando te nombran
Empieza, empieza y sigue
Empieza en mí, porque te traía conmigo
Como un hambre de milagro antes de hallarte
Antes de que hubieras sido siempre
Como una cueva sagrada.
Empieza y es la primera gaviota de la tierra
El primer amanecer sobre la nieve
Y mi corazón reconoce su demorado nombre
Desde su hondo trayecto de extravíos
Como un ciego de manos luminosas
Empieza constantemente, siempre
Como empezaba antes de llegarnos
Igual que una exhaustiva geología
Que preparaba la fertilidad para la rosa
Empieza en cualquier cosa, a la mañana
En el cuaderno que me llama blancamente
En tu imagen que es el primer recuerdo
Como un faro en la niebla
Empieza siempre interminablemente
Como toda el agua de la tierra
De innumerables raíces en la atmósfera
De infinitas arterias hasta el mar.
Empieza y me lleva hasta las vetas
De tu cuerpo templario de altares y escondrijo
Allí enumero la redondez de las naranjas
Mido el olor total de los jardines
Y escondo todas las espuelas de la luna
En la marea envainada entre tus piernas.
Es el amor ya lo sabías
Que lleva las infinitesimales cosas
De mi vida a tu nombre y tu recuerdo
Como a un continente de eterna subsistencia.