Soy poeta y aun negada
Mi valía en este mundo
No me resulta rotundo
Ver mi razón arrancada;
Que en mi alma más arraigada
Está este tan vagabundo
Sueño: y es valle fecundo
De la lírica anhelada.
(1 votes, average: 5.00 out of 5)
Versos similares:
- El caballo alado (sobre una idea de spinoza, Ética, xlix) 1. Supongamos que un poeta escribe sobre un niño que sueña con un caballo alado. 2. Supongamos que el poeta no percibe entonces otra cosa […]...
- Renunciando al amor y a la poesía lírica con motivo de la muerte de filis Mientras vivió la dulce prenda mía, Amor, sonoros versos me inspiraste; obedecí la ley que me dictaste, y sus fuerzas me dio la poesía. Mas […]...
- La melancolÍa Hoja solitaria y mustia, Que de tu árbol arrancada, Por el viento arrebatada Triste murmurando vas, ¿do te diriges? – Lo ignoro, De la encina […]...
- Una y otra ¡Tan misteriosa es la vida Como la muerte, poeta! Esta inmersión del espíritu En la materia (o en lo que así llamamos), estos grillos, Esta […]...
- Poeta pobre ¿Qué tiene un poeta pobre? Solo tiene palabras del alma. ¿Qué hace un poeta pobre? Solo escribe su puro aliento. ¿Dónde vive un poeta pobre? […]...
- Nota social El poeta llega a la estación. El poeta desciende. El poeta toma un auto. El poeta va para el hotel. Y mientras hace eso como […]...
- Arias otoñales (i) Río de cristal dormido, y encantado; dulce valle, dulces riberas de álamos blancos y de verdes sauces. – El valle tiene un ensueño y un […]...
- Leyendo a aronzon Ahora tú también te has quedado sin dientes Año sesenta y siete Digo catástrofe Pero por ahí todavía se me ocurre Alguna estrofa Como el […]...
- Introduction Leyendo un claro día Mis bien amados versos, He visto en el profundo Espejo de mis sueños Que una verdad divina Temblando está de miedo, […]...
- El poeta a caballo ¡Qué tranquilidad violeta, Por el sendero, a la tarde! A caballo va el poeta… ¡Qué tranquilidad violeta! La dulce brisa del río, Olorosa a junco […]...
- Los sueños Miro pasar las nubes de la noche. Miro pasar tu cuerpo, tu sombra de laurel. Oigo los sueños de la noche (nubes también, o aves) […]...
- Sueño ¿Sueño? ¡Beso que ha mordido mi carne y mi boca con su mordedura que hasta el alma toca! ¡Beso que me sorbe lentamente vida como […]...
- Venid a ver el cuarto del poeta Venid a ver el cuarto del poeta. Desde la calle hasta mi corazón hay cincuenta peldaños de pobreza. Subidlos. A la izquierda. Si encontráis a […]...
- La Última careta La miseria se ríe con sórdida chuleta, Su perro lazarillo le regala un festín. En sus funambulescos calzones va un poeta, Y en su casaca […]...
- A los compañeros de una generación supuesta Colegas, cohabitantes de la misma caleta, malabaristas del mismo circo pobre en que hoy yo desnudo mi rostro: afinemos y afilemos este idioma para el […]...
- En todas las casas En todas las casas siempre habitará un poeta con una hermana (que no es poeta) que le dirá que escriba una biografía sobre su familia. […]...
- Mi propio amor Mi propio amor entie[n]do q[ue] es la cierta Causa que mi ganado sin contento Se rige apena en pie; no lluuia o viento, Ni pasto […]...
- Esplendor y firmeza para cuando ESPLENDOR y firmeza para cuando la soledad nómada bogue insaciable fantasía para cuando se haga llagas la piel y circule la fiebre en círculos violáceos […]...
- El ángelus Salpica, se abre, humea, como la carne herida, Bajo el fecundo tajo, la palpitante gleba; Al ritmo de la yunta tiembla la corva esteva, Y […]...
- Qué blanca viene la luna ¡Qué blanca viene la luna! – Si me muero deste mal, no me entierren en sagrado; fáganlo en un praderío donde non pase ganado; dejen […]...
- Josefa a. perdomo Ya se integró al espíritu fecundo que un tiempo hiciera palpitar su lira, ya es átomo y celaje y blando efluvio del perfume, la luz […]...
- Propiedad privada Esta mujer es mía mi instinto de animal no me permite prestársela a un amigo. No la comparto ignoro si me presento ahora como un […]...
- La sementera Escucha el ruido místico y profundo Con que acompaña el alma primavera Esta labor enorme que se opera En mi seno fructífero y fecundo. Oye […]...
- Una noche de amor Ya cantan los gallos, amor mío, y vete: cata que amanece. Vete, alma mía, más tiempo no esperes, no descubra el día los nuestros placeres. […]...
- Las aves de paso El cielo está en calma, la tarde serena, Y el sol declinando; Y al valle tranquilo dirigen su vuelo Las aves de paso. Se ignoran […]...
- Metafísico estáis El tipo dijo con palabras elogiosas que en el fondo le agradezco: “… he aquí el milagro de una lírica que se construye en el […]...
- Valle de ocosingo I El peso del silencio El valle que se aleja de sí mismo a galope Hoy vine a ver esta distancia que se fuga escondida […]...
- Los habitantes del poeta La Afrodita sin brazo izquierdo del Museo Británico irradia sueños empolvados y lo acompaña. Espíritus, musas, hechos con dirección desconocida, ídolos húmedos, sombras con tatuajes […]...
- Aclaración preliminar Si ser poeta significa poner cara de ensueño, perpetrar recitales a vista y paciencia del público indefenso, inflingirle Poemas al crepúsculo y a los ojos […]...
- Table dance Me escucho caer en el otro paraíso donde una pública fragancia me consume. Las pupilas arden. El roce que cede al peso del deseo es […]...