La casona

A mi abuelita Juana Mora
La mañana murió
En las viejas soleras picadas de comejenes,
Resguardada por el espantapájaros
Del patio desbandando chocoyos
Y fantasmas.
Mi mamita Paya vino a verme anoche
Y amanecieron las rosquillas y la leche
Oliendo a viejas dulzuras,
El abuelito César vino de la finca
Soltó su caballo
Al galope tendido de agosto
Desató las alforjas de violetas,
Se quitó las botas
Tullidas de tanto cabalgar
Crepúsculos de salitre
¡que no despierten su muerte
Los bravos ríos de invierno
Ni los labriegos bueyes
Acorralando vahos de pesadez!
En los desterrados aposentos
Del reposo
Las sábanas
Aún doblan cristianas madrugadas,
Arropando estrellas que al amanecer
La abuela Juana
Riega en el florido corredor del silencio.
Como grasientas lonjas de colgadas reses
La soledad
Se desgaja por polvorientas albardas
De pasados arreos
Rodando hasta los estribos
Donde el tiempo continúa
Embalsamando silencios,
Refrendando estampas
Presentes en la memoria del adiós.


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Poema La casona - Ariel Montoya