Despierta y no dudes de este día.
Sé ahora como un corpiño
tan ceñido como armamento.
Yo no te he hecho para nada.
Divulga la palabra, cree en la rutina
y en la salvación. No hay la muerte.
Codifica la sabiduría en secretos:
la palabra tiene que ser como miel para
los ingenuos – habla pero no digas nada.
Rasga los follajes y el color
de un alba fracasada,
pues para el sol es demasiado tarde:
vende tus sueños a los puercos
y escucha a la noche larga.