Es el mundo que no me deja dormir.
Me despierta, como Dios a los hombres de Judea.
Caigo como entre las arenas
De una playa nocturna y sucesiva.
Voy entrando en el agua con la luna.
Hilos sedosos son los besos submarinos,
El ojo abierto y desnudo parpadea.
El cerebro distribuye las preguntas.
Miro la vieja letra dibujándose en el fondo.
Sueño neutro, digo moviendo la cabeza.
Estoy girando y despierto, e infinitamente
Seguiré girando y despierto: mi soledad es mía.
Tan mía, que el sonido de su música
No le basta, y pronto se divide
Como el asco en la boca, y salta
De los labios a la frontera del agua
Donde se confunde.
Labios y ondas: insomnio submarino.
No hay luego en esta agua de preguntas.