Identidad

Por una estrecha calle
De balcones moteados con cientos de geranios
Se escuchan unos pasos cuando muere la tarde
Que van hacia la orilla de un muelle solitario.
Y allí, bajo la nube de gaviotas del norte,
Junto al casco de un barco que arrinconó el olvido,
Una mujer recuerda, mirando al horizonte,
A un amor que no ha vuelto. Y sé que siente frío.
Es tibia la mañana. Aquí siempre es verano.
Sentado en una playa – espuma, luz, silencio –
Un hombre muy cansado de sentirse lejano
Se angustia en su presidio de arenas y de vientos.
Mira al mar como en busca de un secreto milagro
Que a través de las olas lo traslade a otra parte
Y cada día acaba con los brazos cansados
Como si con sus brazos sostuviera la tarde.
A diario sucede. En un muelle vacío
Y en una playa sola – mar, distancia y recuerdos –
Se encuentran dos dolores idénticos: el mío
Y el de la mujer triste que allá en un puerto frío
Me dijo: “Aquí te espero”.


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Poema Identidad - Jorge Antonio Dore