Ser y besar, acaso cerveza…
Embriagarse el pecho si al probarla
nos inventa un río.
De frente a la vida saber que es buena
y por las noches ofrecerle un canto.
Permitir su entrada a los festines de sangre
como si fuera una princesa, desearla,
es preciso improvisarle entre las risas
porque el tiempo
cruza como un relámpago las sombras.
Pretendientes de placeres… insistir
y hacerla nuestra
para danzar
por el amargo acantilado
de su cuerpo.
Un choque de vasos, el mar.
A veces la espuma es un fantasma hermano.