He esperado muchos días,
y no he recibido respuesta.
Abril pasó, la nieve se fue,
y no he recibido respuesta.
Desde la ventana los árboles; el viento,
las hojas verdes en el mes de mayo.
Pronto las flores se llenarán de polvo
y esa carta tuya que no llega.
Quizá deba escribirme a mí mismo
una carta que empiece: “Querido tú.”
Que me cuente de la tierra lejana,
de los muros que escuchaban en la sombra.
Que me diga que nosotros somos
los de allá, los de aquí; sólo sombras.
Una carta que hable de los que no están,
los que se fueron sin dejar direcciones.
¿En qué senderos de tibios celajes andarás,
tropezándote con la luz roja de la tarde?
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