HABRÉ DE MORIR DE PIE
Habré de morir de pie
De frente, de cara al sol
Sin temor de abrir los ojos
Cuando cien rayos de furia
Quemen mi piel
Abran mi pecho
Y me opriman el alma.
Entonces, ¡Viviré hoy!
Para que las furias todas
Se apoderen del canto triste
Canto melancólico que sale de mi pecho
Es acaso que no prefiero morir en vuestras manos
Para no subir sobre el mar
En un duelo de alma triste.
Sabes
Ya de morir no quisiera nada
Porque nací para ser un ángel
Que abre su tierra, para vivir la vida.
Es que ya son mis penas
Crucificadas olas en mi alma
Será un sorbo de tu vino
El amable licor que acaricia
Mis muchos pesares.
Quizás son los tabacos de mis abriles
El hervidero de mis martirios.
Y el oír de los muertos
Que gritan ¡Valor y más batalla!
Quien sino la muerte que habita los adentros si hablar
Sin respirar.
Acaso son esquirlas
Los golpes de la vida
Pedazos de cóleras humanas
Que yo más quisiera tener habitando en mis adentros
Para no olvidar mis venganzas
Dímelo
¿Me haz visto llorar ayer?
Porque he llorado y no ha costado nada.
Será que hay viernes quemados como hoy
Que nos dejan lagrimas
Que allí
A los lejos
Mi madre algún día, las vio pasar
Cuando ellas agoraban
Un duelo en sus pisadas.
Sabes
Habré de morir de pie
Y a no le temo a nada.