Para obtener un trabajo
no es menester ser instruido.
Basta con un buen contacto
y simular ser sabido.
Hay personas preparadas
trabajando campo ajeno,
que aunque masquen y remasquen
no digieren bien el heno.
Por eso los que sí saben
se quedan sin derrotero:
o venden trapos usados,
o se van al extranjero.
Por el camino sin fondo
van narigudos y chatos…
Así funciona este mundo
de gavilanes y patos.