Amarrado al duro banco.
A. Errol Flynn
Siempre supimos
que la traición fue un arma de dos filos
o que la muerte deja por los labios
-viejo alfanje de Orán, oh cimitarra-
huellas de cianuro en cada puerto.
Aún así
no despejes la incógnita del día
déjala navegar…
y aunque la risa
sea tantas veces trágica
mente incierta
no dudes inventarla
cada hora a lo lejos:
la sucia mar de invierno
amarrada a aquel banco.
Más vale confundir y ser malditos
remeros de galeras
pues frente a la bajeza sonríe cada tarde
y el látigo del cómitre no olvida
repetir nuestra historia…
Más vale deslizarse a la deriva
saludar a la luna si te aburres
y regalar tu asco en la taberna.
-Ser duro o ser esclavo
aun con ramas de espliego-
De todos modos, digo, no te excuses jamás.
Provoca galeotes, eso resulta claro
como una sobredosis de la vida.
A veces sólo queda huir hacia adelante
como lucha un corsario, atroz, en la bajura…