Dios separó a los hombres en dos bandos:
Los pobres, con hambre de otros cuerpos, insaciables,
Siempre deseando el cuerpo ausente,
La forma voluptuosa, los labios carnosos,
Las piernas abiertas al placer.
Pobres hambrientos de cuerpos.
Dios separo a los hombres en dos bandos:
Los ricos, con sus cuerpos presentes, saciados de todo,
la alacena repleta de senos firmes, caderas torneadas, brazos fuertes.
Abren la puerta y allí entre seda y satín los vientres se agitan.
Pero nosotros, tu y yo mi amor,
Fuera de dios, expulsados del paraíso,
Somos miserables.
Nos alimentamos, nos devoramos una y otra vez,
En la mañana tu espalda sudorosa es el agua que me baña,
En la tarde tomamos el sol entre plantas y nubes
Y en la noche, en la noche mi amor,
Te ceno pedazo a pedazo,
Cada lunar, cada rincón.
Dios separo a los hombres en dos bandos:
Los pobres tienen hambre
Los ricos la comida,
Nosotros somos miserables,
Tenemos los dos.