Crujen los huesos de piernas que se estiran
Imperceptibles bajo las húmedas estrellas
Como tallos de flamencos frente al mar
Frente al camino
Frente al gran lagarto agazapado
Luminoso y titilante de Valparaíso.
Crujen huesos de tobillos y rodillas
A la espera inevitable de vestir
La media entera transparente
Bajo una mini de color.
Crujen pies sin sandalias bajo las sábanas
Y se arrepienten de haber soñado sin saberlo
Con zapatos de medio taco.
Y en el ay más incomprensible, sin herida
Sangre, moretón o raspadura
Una mano, un polvo amarillento
Que también cruje como hueso y lo demás
Frota la superficie doliente
Da calor y aquieta
El curso irrevocable del temblor.