Para ti mi cosecha está madura.
Ven a mi mundo pródigo de espigas
Y siega de mis campos cuanto quieras
Hasta que hayas llenado tu medida.
Es mi tiempo fecundo. Ven, te invito
A que recorras toda la campiña
Que te tengo una sombra bien dispuesta
Para que te acomodes, campesina.
Manosea los frutos de mis huertos.
Hurga pozos. Desnuda entre las viñas,
Sumérgete en racimos y sarmientos
Que yo iré a vendimiarte al otro día;
Y en el lagar de nuestro lecho blanco
-pero rojos los dos por la vendimia –
Al estrechar mi cuerpo contra el tuyo
Lograremos tal mosto de caricias
Que haremos fermentar jugosos besos
Y estallarán racimos de alegría.
No habrá vino más dulce que el buen vino
Que tú y yo cataremos en vigilia.
Para ti mi cosecha está madura.
Campesina, no faltes a mi cita.
Pongo mi corazón sobre la mesa
Y quiero que lo aceptes de vasija.
Que en él, tras de brindar, pienso beberme
Hasta el último sorbo de tu vida.