El asteroide había remolcado ese viejo peligro
Durante milenios exactamente seis
Milenios y seis días
Al séptimo lo soltó detonando
La extensión y el rosario de sobadas precauciones
Hay quien pudo comentar la remembranza
Describir las centellas imprevistas y las siguientes
Cruces proliferando sobre débiles tejados
Entonces pasaban las cosas como sonámbulas
Descalzas bajo el mandato de una turbia jerarquía
Prosperaban ayunos al conmemorarse cada laberinto y
En la pausaritmética vaciaban los ceros su escalofrío
Hay quien no volvió a levantar la vista evitando
El destello evocador de las naves arrojadas
Hacia un confín vibrantemente opaco
Y hubo quien por el suelo tembló al adivinar
Esos vuelos en la sombrafilada del menhir
Incorporado en el octavo día