Escucha

Para decirte, amor,
Que retoñó tu injerto en mi ramaje;
Que mi sangre incendiaria de poeta
Ya es algo más que sangre;
Que mis pies torturados por senderos hostiles
Al recibir tus alas se citan con los ángeles;
Para decirte, amor, estas noticias
Ejerzo el periodismo de un sentimiento grande.
Llegaste por mi propio itinerario
Espiritual, pero tallada en carne,
Y, superior a Venus,
Han logrado tus brazos aligerar mis tardes.
Para decirte, amor, cuánto te quiero
Solicitan, exigen mis pulmones más aire,
Porque este amor se grita con vocablos tan dulces
Y a la vez tan audaces,
Que me dejan maltrecho el corazón
Los esfuerzos orales.
Para decirte, amor, cuánto te quiero
Es muy pobre la ayuda de Cervantes.
Las palabras no sirven
Para descomponer en letras mis afanes;
La frase quijotesca ante un ejército
De molinos andantes
Jamás convence a Sancho, porque Sancho
Se encuentra en todas partes.
Para decirte, amor, cuánto te quiero
Alejandría guía los besos navegantes;
Un Coloso de Rodas ante ti se arrodilla;
Sepulta el rey Mausolo nuestras penas fugaces;
Una estatua de Júpiter acaricia tu pelo;
Ante tus pies se humillan las pirámides;
Diana ofrece su templo a tus caprichos
Y Babilonia tiene corazones colgantes…
Para decirte, amor, cuánto te quiero
He besado a los niños en los parques,
Y he mutilado ríos de claveles
Para que sobre ti se despetalen.
Para que el cielo se me acerque al alma
He dejado que alumbren tus auroras mis tardes;
Para que mi alma sepa los secretos del cielo
He amanecido en tus rosales:
Porque para decirte
Que retoñó tu injerto en mi ramaje,
No he sembrado raíces que repitan tu rostro,
Pero te he retratado en mis imágenes:
No te he dado los frutos de mis venas de hombre…
¡Pero es tuya mi sangre!


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Poema Escucha - Luis Mario