En el curso de la novela de los amores de Geminandro y Laura, un personaje canta
El romance de la soledad de Jarifa mientras espera a su enamorado; sigue otro en
El que se canta el gozo del encuentro entre los enamorados moros; y otro más
Sobre la vuelta de Abindarráez y Jarifa al castillo de Rodrigo de Narváez
[…] y después de ya el suntuoso y rico banquete acabado, pidió Laura a Pinela
Tocase el instrumento y cantase alguna historia de cristiano o moro. A quien
Pinela respondió diciendo que de cristiano no tenía cosa al presente de gusto,
Pero que sí tenía de moro enamorado, cuya historia, aunque antigua, la tenía
Sacada a lo nuevo; así, veniendo en ello Geminandro, y templando el instrumento,
Comenzó a requebrar la soledad de Jarifa en suave canto:
Triste, pensativa y sola
Está la bella Jarifa,
Temerosa de perder
Al Bencerraje, su vida.
Debajo está de un jazmín,
En un jardín retraída,
De celos y pensamientos
El alma y fe combatida.
Siente que el plazo se pasa
Y teme que se retira
El Abindarráez de verla
Por mudanza o por desdicha.
Aflígela su sospecha
Y el esperar la fatiga,
Porque el firme amor, si espera,
Siente cualquier niñería.
Con la memoria y los ojos
Un solo camino mira,
Y por corazón y boca
Al Abindarráez suspira.
Teme la lanza cristiana
Que don Fernando tenía
En el castillo de Alora,
Por el Narváez regida.
Y con estas tristes olas
La llama de amor batida,
Respirando por la boca
Resuelve en llanto estas liras:
Si de la cruda ausencia,
Le nasce al alma desastrada suerte,
No espere otra sentencia
El que espera la muerte
Padesciendo este trago duro y fuerte.
Ausencia tiene el alma
Rendida al celo sospechoso y duro,
El pensamiento en calma;
Y el amor firme y puro,
Si pasa mal de ausencia, no es seguro.
¡Ay, dulce Abindarráez,
Si extraño amor y ausencia te han mudado,
O el cristiano Narváez
Te tiene aprisionado,
No pierdas de Jarifa tu cuidado!
Cesó porque el moro vino
Herido de dos heridas:
El fiel cuerpo, de Narváez,
Y el corazón, de Jarifa.
Fue el discantar de Pinela tan gustoso a Geminandro y Laura que a mucha
Instancia le pidieron proseguiese si tenía acabada la historia por conoscer el
Gozo de presencia en los amantes, que ausencia fue tan penosa. Así proseguiendo
Pinela, mudó el tono en la cítara y dijo: