Aquí la concisión de Pedro Lastra,
Aquí de Enrique Lihn la gran facundia,
En uno y otro punto del espacio
De la página blanca ambos presentes
Como señal de su naturaleza
Tan distinta en el uso de la pluma,
Aunque igual los dos van mostrando
Todo lo mejor de sus respectivas almas,
En palabras sonoras castellanas
Y a lo largo de nuestro siglo XX.
Porque ellos saben cómo al fin
Vencer el olvido que por delante asedia:
Que vuestra concisión, querido Pedro,
Resulta cosa refinada y sabia,
En tanto que es el propio hervor
Vital esa facundia vuestra, Enrique,
Amigo recordado por siempre entre nosotros.
Y elocuente y lacónico uno y otro,
Aquí en letras de molde quedarán
Ambos grandes de acuerdo a su manera.
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