El temor

El temor no es palabra que quisiera decir,
no sentirlo jamás es mi incauto propósito.
La noche, cuando oscura, tiene nuevas palabras;
voces que las pronuncian en el herbaje ocultas.
Son pesadillas rancias de piel indescifrable,
nadie sabe si llegan apenas al oído.
Lo visible ha quedado atrás de una cortina
de humo. Fascinante ejercicio visible,
espejismos que obligan a aglomerar la vista y
vuelven (si la boca las pronunció en el eco).
Pero un niño se vuelve humo, neblina, polvo
que disipa el recuerdo o le resta visión.
Hay un miedo infinito en cada noche oscura,
así crecen los niños con su temblor a solas.
Hay una nube impropia en el umbral del miedo
que no puede explicarse con la cabeza ardiendo.
No puede mencionarlo quien espera.
No puede mencionarlo siquiera quien ya lo ejercitó.
Cómo acabar con él en una noche llana
donde huele a la lluvia que ha mojado su tiempo.


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Poema El temor - Eduardo Langagne