Fugaz alivio de mi amarga pena;
Dulce esperanza en el tormento mío,
Ven, y adormece mis eternos males,
¡Plácido sueño!
Toca apacible con tus blandas alas
La sien marchita del mortal lloroso,
Que enajenado, en dolorido acento
¡Ay! te demanda.
Cubra mis ojos la nocturna sombra,
Cual si la parca con airado ceño
Ya preparase a mi funesta suerte
Lóbrega tumba.
Huyes veloz, cuando en eterno lloro
Dejas sumido el corazón cuitado,
Y en negro insomnio, por la mente cruzan
¡vértigos fríos!
¡Ay! triste noche, a mis cansados ojos
Mas que a otros ojos fúnebre y sombría,
Tiende tu velo, y de la tierra espanto
Lóbrega reina.
¡Cándida luna! ¡tu fanal lumbroso
Pálida oculta tras de opaca nube!
Huye, y la esfera que de nácar bañas
Deja entre sombras.
Que no más luz que los celestes ojos
Ni más placer que de mi bien la risa,
Dulces alejan de la mente triste
Negros temores.
¡Id, mis cantares, a la ingrata hermosa
Cama funesta de mi amarga cuita!
Id susurrando y que D*** bella
Blanda os escuche.