Atrapada en tus dulces ojos
Porfiando entre tus ropas y tu aliento
Cercada entre tus cuatro extremidades
Cubierta por tus labios y tu lengua
Incorporada al sudor de tu piel
Nadando en el torrente de tu sangre
Bañada por el mar de tus orillas
Me alimento con el pan nuestro de cada día y
Dibujo con desprecio una mueca serena
A la muerte rigurosa