El olvido recuerdo y viceversa

ENTRE las muchas cosas

En que mi olvido medra

No estás tú, laboriosa y oscura ciudad

Corroída del humo.

Escorias y algas te reconstruyen

En un remiso amanecer continuo.

Mas la memoria permanece informe

Mientras yo no la toco;

Que yo quiero el recuerdo en su tiempo

Y no en el mío.

El tiempo mío es verdad y se debe a la muerte.

¿Dónde ya los pataches

Que dejé en plenitud de arboladura?

Fue un triste otoño el suyo: eran los últimos

Caballos de la fuga de aquel mundo.

En la memoria flotan llevando aquellos días

En sus bodegas, vienen hacia mí

Sin esperar jamás el abordaje.

Inmensas arpas frente al sol temeroso,

Siguen sonando, salvadas del ocio fatal

Y empapan el reseco aire de ahora

Con su viejo salitre.

Aún recuerdo mi luz de amanecer

Y soy el dique gris, la ensenada sombría

Cruzada largamente de gaviotas.

Si aquella muerte os dieron los días del recuerdo

Resucitáis en esta realidad que os deparo.

Mis manos tienen fecha

Y envejecen la luz.

Todo sigue con riesgo de perderse

Pero aquí estáis: Os reconozco.

Vais a dejar la carga más atrás

Salvado el arrecife de los ojos

(que asoma en vuestras aguas hoy crecidas).

A carbonear de amanecida y encender vuestras lámparas

Gigantes y amarillas

En la parte de sombra que aún resiste,

Mientras al fondo – como en un establo

Espesos bueyes dóciles-,

Se mecen los colmados madereros.

Todo está como estaba. Sólo yo

Convencional, jugando con ventaja

Devuelvo el tiempo al tiempo

Y escondiendo la muerte por mis manos

Salvo audaz la partida.


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Poema El olvido recuerdo y viceversa - Luis Álvarez Piñer