El maquillaje chorrea

El maquillaje chorrea como la sangre en el Monte de Getsemaní
Para ponerme la máscara indispensable y pugilista
hay que encuadrarse delante del espejo,
mirar la luz y verse con reto.
El ómnibus se oye, desde adentro suena arcoiris encopetado.
El prisionero se pone la máscara de todas las mañanas.
El avión pasa.
Inercia de inodoro en el baño
espera que se seque la tábula rasa untada de heces blancas,
reparada por un señor llamado Pancake Max Factor.
El pomo de listerine verde,
la pasta, los grifos del agua sucia
El jabón, la tijera y las pinzas
Rosado lavado
mis encías, las canas yacen cortadas.
El cepillo, la piel de arena se unta de óleo.
El acto bendito de la mañana
Untarse de óleo, glicerina sagrada
Pan nuestro de cada día en esta casa
Papel de inodoro el pan, la eucaristía.
El vino, antiséptico rojo, determinante masterpint de lilstermint.
El bautismo, la ducha dada.
Ir al trabajo, ir a construir las pirámides verdes
que el viento sopla mientras más esclavos.
La inercia me hace poner cara en el hoyo del lavado.
Guillotina de agua: despiértame.
Mirando el inodoro el agua corre.
Como Sísifo, como Sísifo andando.
No hay reloj. No hay tiempo para los ojos tiesos.
No hay grito ni protesta
no hay sangre en las venas
veinte años ha sido la condena.
Las ojeras dejo en el espejo.
Muestran la noche próxima. Acuerdan el sarcasmo
Los labios son dos hojas de laurel amarillo.
Los dientes apenas lavados gritan
amargo tiempo
sonrisa
El manicomio espera
La cocina sólo tiene café
La puerta aguanta el chorro negro de entusiasmo ulcerado
El café, un tren necesario
Hervidero de pensamientos se hacen enseguida
al tragar el fango prieto,
emisario que grita hay que ir, hay que ir al trabajo.
Las ventanas están cerradas. Los autos pasando.
Qué bueno que las sábanas me atraparan el cuerpo
si pudieran caminar, si pudieran aguantarme
Si pudieran ser una camisa de fuerza a mi esperanza.
Qué bueno sería ir enterrada en un ataúd
y exponerme dentro del tren
ser escoltada por los Ángeles Guardianes.
Pero no, todo está sin vida
y como Dios, ausente.


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Poema El maquillaje chorrea - Magali Alabau