El llanto en llamas

El fuego es el mismo en todas partes.

Crepita el corazón, se encienden las vidrieras

Y una flor de odio se abre paso entre los hombres:

Noche verde, hojas de humo y pétalos de sangre.

El fuego es el mismo en todo incendio.

Se eleva el árbol custodiado por guardianes

Del orden al revés, del mundo de cabeza:

El árbol de oro negro y frutos infernales.

¡Ay, el fuego de siempre al centro de la plaza!

La decisión trivial y el fin de una locura

Franqueando el paso a una locura mayor:

¡un desatino más protegido por las leyes!

Muros quemados y manchas de grasa,

Sirenas de la noche profunda y asfixiante:

Bocas abiertas aullando al astro de hueso

Carbonizado en la boca de la hornaza.

Miles de años y este fuego sigue vivo…

Bordoneando la herida con moscas espectrales:

Flamígera la fiebre, los números danzando

Callados y con sombras grotescas de comparsas.

Horror sin fin y el fuego sigue siendo el mismo…

Rasgando la túnica nocturna como un rayo:

Un tajo furioso en el que va por la venganza,

Una oración maltrecha en labios de un soldado.


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Poema El llanto en llamas - Alberto Blanco